sábado, 15 de marzo de 2014

No sé

Maldita rutina imprevisible la que me ha llevado hasta ti. Tanto tiempo perdido, tanto placebo de enfermo en fase terminal, tanto diagnóstico de urgencia, cazar moscas con balas de cañón. Calendarios llenos, palabras vacías. Palabras llenas de calendarios vacíos. Lunas de agosto hipotecadas por sonrisas de plástico y caricias de alquiler. Y es que yo no te busqué. Viniste a mí. Viniste. A mí. Tristemente feliz en mi espiral de decadencia y misantropía. Cuando simplemente dejaba la vida pasar tratando de pasar la vida. Cuando la muerte se manifestaba cada mañana, al despertar dormido en un profundo sueño tan simple como vivido. Letargo. Hibernación. Cuando se incendia un bosque, miles de años hacen falta para que vuelva a florecer el verde. Me preocupas. No necesitas el verde, no quieres mi verde, no quieres que florezca de nuevo. Quieres que florezca renacido. No quieres reconstruir lo derribado, quieres construir un edificio entero. No sé lo que quieres, no sé de dónde has salido, y lo más sorprendente de todo, es, que no sé. Simplemente no sé. Y tu lo sabes todo, sabes demasiado, deja de saber. No me gusta que sepas porque odio la ignorancia. Odio la ignorancia porque me gusta saber. Por qué no me gusta que sepas? No lo sé. O quizás si lo sé pero no quiero que lo sepas.

viernes, 20 de diciembre de 2013

Todo lo que trato de cambiar


Dicen que mi prosa se hace larga, eso es porque nunca conocieron tus piernas. Hoy he recorrido todas esas calles por las que paseábamos juntos antes de conocernos. He recorrido con mi mente tu imagen refugiándote en los soportales de la lluvia. El brillo de tus labios deslizándose por tus comisuras, que contrastaba con esa profunda mirada penetrante que me calaba los huesos, y que paseaba por partes de mi organismo para mí desconocidas. Siempre te decías a ti misma que sonreír aunque no fueras guapa siempre ayudaba. Y no era cierto. Lo cierto es que era tan innecesario....a ti no te hacía falta sonreír, de hecho rompía tu halo de misticismo, tu mera presencia irradiaba tensión sexual en el ambiente. Incluso aunque estuvieras quieta, todos los objetos de tu alrededor se movían, quemaban, impregnaban fuerza. Un torrente de emociones. Creo que ese es el término que buscaba.


Creo que las emociones en sí nunca han sido lo mismo desde que te conocí. Puedo odiarlas, puedo negarlas, puedo pensar que la gente es tonta, puedo pensar que todo es físico y autocomplacencia. Pero el caso es que me basta una calle, una canción, un olor, un gesto, una palabra, un recuerdo, un instante, un segundo, para evocar todo mi pasado y todo mi presente agarrados de la mano recorriendo una figura incorpórea. Y es que el placebo de las palpitaciones en el pecho no puede compararse con tu boca. Donde estarás, que estarás haciendo ahora, en que estarás pensando. Y si nos volviéramos a encontrar en el ayer. Porque he tenido que aprender a conocerte para conocerme a mi mismo. Ojalá sea verdad que he cambiado para que no vuelvas a rechazarme. Para no tener que morir. Es una jodienda eso de morir.

Despertarse y darse cuenta de que estoy mas alejado de ti que un completo desconocido cualquiera. Se que tienes algo que decirme aún. No porque Dios perdone o nunca cierre una puerta sin abrir una ventana ni gilipolleces variopintas de ese tipo. Sino porque eres real. Porque toda tu jodida vida has sido real. Eres la persona mas real que he conocido en mi vida. Tu paciencia es infinita. Quien diga que lo infinito no existe es porque nunca ha rodeado tu cintura con sus brazos. No se trata de lo que puedas tocar, no se trata de lo que puedas sentir, se trata de lo que puedas imaginar. Podrías matar a toda mi familia violar y profanar sus cadáveres y hacerte una sopa con sus huesos que seguiría queriéndote.

No me esperaba eso de ti. No existe timbre de voz en el mundo que pueda igualarte cuando me lo decías. Especialmente el “ti”. Lo decías como queriendo decir que me conocías mejor que yo mismo. Y era cierto. Nunca pude entender como podías conocerme mejor que yo mismo, o como demonios podías intuir algo antes de que lo hiciera, intuir porque hacía algo o incluso intuir mis intenciones por detrás de mis palabras o mis actos. Nadie me intuye como tú, incluso cuando no estás. Nunca podré conocer a nadie como tú conoces a los demás. Porque no soy tan real como tú. No puedo sentir como sientes tú, ni puedo intuir como sientes tú. No tengo la fuerza ni la superación que tienes tú. Yo malgastaba mi tiempo y malgastaba mi vida, mientras tu estudiabas, horas de biblioteca, mientras tu trabajabas, mientras tu querías, aprendías a amar, mientras tu afrontabas los problemas, yo no era mas que una masa de miedo, un esclavo del miedo y del desequilibrio, que no era capaz de responsabilizarse de sus propios actos, que huía de todo y de todos, que nunca supo como tratarte, porque no te comprendía. Es posible que ahora sí, o es posible que siga todo igual y solo esté escribiendo para justificarme. Lo que si que se, es que nunca me has abandonado, que sigo guardando tu esencia en mi día a día, y que estas presente en todo lo que hago, y en todo lo que trato de cambiar.

sábado, 5 de octubre de 2013

Que hay detrás


Mañana en el metro, todas las caras te nombran, todas las voces se dirigen a ti, todas las conversaciones acaban contigo. Todas las estaciones guardan un recuerdo de nosotros. Todos los silencios gritando tu ausencia, todos los ruidos callando con tu presencia. Las caricias invisibles, las sonrisas indescifrables.

Detrás de todo lo que me arrepiento. Detrás de todo lo que me siento orgulloso. Detrás de todo lo que digo. Detrás de todo lo que callo. Detrás de la memoria. Detrás del recuerdo. Detrás del pasado. Detrás del futuro. Estás tú.


sábado, 28 de septiembre de 2013

Seat 124


Porque el aire huele a rabia y a mentira
y tu nombre es un silencio, retumbando en la avenida
¿ Cuál es el motor que mueve, a una juventud quemada ?
¿ Y hacia dónde se dirige, esa voz desesperada ?

En el barrio guardan luto por tu ausencia
las paredes tiemblan con tu retrato
no se ha muerto nuestra fuerza,
no existe ningún contrato

Con las luces encendidas y la llave en el contacto
drogas que la policía, introduce en nuestra mente
abuelas que nos decían, no tengas miedo a la muerte

Porque el aire huele a rabia y a mentira
y tu nombre es lo único que no quiero olvidar
Seat 124, tu cabello en la barra del bar.

Te invito a un paseo sin principio ni final
para que sientas el deseo, y lo puedas apreciar

Por todo lo que nos han quitado
y lo que no nos podrán quitar.

Porque el aire huele a rabia y a mentira.


martes, 27 de agosto de 2013

Maldición Gitana


Músculos desgarrados que se ocultan en tristes amaneceres. Paredes manchadas de nuestros tejidos e impregnadas del hedor y la podredumbre que acrecenta tu recuerdo. Figuras asexuadas que corretean por el techo. Labios en carne viva que invitan a unos ojos sin parpados ni pestañas a vivir una erótica historia. Enredaderas negras atrapando súplicas de auxilio tratando de escaparse. Invertebrados reptiles se contornean bajo la sombra de una figura sin cara. Copas de vino llenas de pastoso plasma acompañado de un plato de gusanos rezumantes de muerte. Arañas trepando velozmente por encima de la mesa mientras el sonido de sus patas se clava en tus tímpanos. Harapientos candelabros con una tenue llama de velatorio.

Y allí estas tú. Sentada en primera fila. Disfrutando del espectáculo de mi expresión de horror. Jugueteando con gatos negros de ojos amarillos y serpientes fundiéndose con las terminaciones nerviosas de tu piel. Impertérrita. Reinando en el caos con el placer de la desgracia. Dibujando una terrorífica sonrisa en la que apenas se mueven tus labios.

No sirve de nada cerrar los ojos ante la perversión. Porque esta sigue existiendo para atormentar al poeta que busca la belleza. Alterando su percepción en el umbral de la locura. Ahí estas tú. Haciéndote mas fuerte mas poderosa. Mi consternación no te altera.

Los alfileres que se clavan en mi espalda. Las jeringuillas abyectas de autodestrucción en su implacable persecución de mi riego sanguíneo. Los excesos materializándose en tu cuerpo. Las uñas clavándose en mi rostro. Los gritos transtornando mi capacidad cognitiva ya de por si transtornada.
La fauna salvaje atrayendo la oscuridad hacia lo mas profundo de mi ser.

Y ahí sigues estando tú, cual maldición gitana, cual ictus de la memoria. Vete, dejame morir en paz. Deja de perseguirme hasta los mas bajos callejones. Hasta los páramos donde el frío te cala los huesos. Hasta los vertederos de cuerpos con organos inservibles que son consumidos por la inmensidad de la nada. Bañeras repletas de sangre esparcida por el desgarrador frío visceral del cuchillo afilado. Eres una tortura interminable que nunca te deja descansar. Eres una droga que se apodera de todo lo bueno que hay en ti. El reflejo de la radiación que destruye generaciones y provoca deformidades. Eres una boca que escupe gusanos. Eres un baile con el corazón literalmente en la mano. Vivir encerrado en una habitación fluorescente donde nunca se apaga la luz. Y quiero dormir. Porque si no me voy a volver loco.



miércoles, 14 de agosto de 2013

El murmullo de la ciudad



No se si son los muebles de la cocina, el ruido de fiesta del piso de arriba o la nostalgia de un futuro que hemos dejado escapar. No se porque esta luz tenue me recuerda a tu respiración entrecortada, ni porque en las paredes resuena tu nombre. Tampoco entiendo porque la soledad viene acompañada cuando es la ausencia de tu compañía la que me hace sentirme solo.


Y entre todos mis libros guardo una nota de una sola palabra. Y entre todas mis canciones recopilo los silencios. Silencios que uno es incapaz de escuchar. Silencios que preceden al sonido de tu ropa cayendo al suelo. Es el murmullo de la ciudad. Vidas que entran, vidas que salen. Gente que te hace parecer inteligente por muy gilipollas que seas. Un cónclave que se inhala bajo el susurro de sirenas que te transportan a un mar de mierda. Cajeras del supermercado enclaustradas en el intervalo que tarda en salir el ticket. 


Y donde estas tú. Donde esta la felicidad. Porque todo el mundo me engaña. Solo se trata de vender un discurso. Porque esta ciudad es idiota. Y lo he vendido ya tantas veces como llenado tu copa de vino.


No eres romanticismo. Ni eres madura, seria y adulta. Eres una pose artificial que se ha autoconvencido de la mentira. Y eso me convierte a mi en verdad. Y la verdad es que yo siempre he sabido quien soy, aunque nunca me ha hecho falta saberlo. Yo soy el murmullo de la ciudad.



jueves, 4 de julio de 2013

Calor


Se derriten las calles, se apaga el deseo
sudan los cristales, persianas bajadas
se olvidan los dias recuerdos de ayer
porque hoy ya no hay nada, por lo que morir

La lluvia no llega y ni se la espera
la almohada rezuma, montañas de cera
quedarse parado, inmóvil, de piedra
encadenado en los nidos de hiedra

Madrugadas calientes y frías de ausencia
cortes errantes, lamento, impotencia
cayó tu corona, reinó la demencia
nunca fue tu virtud la paciencia

Se derriten las mentes, los cuerpos, la vida
languidecen memorias, silencian las voces
se callan las palabras y agolpa el dolor
porque hoy ya no hay nada, que infunda temor